31 may 2013

La cuenta del clima

No podremos frenar el cambio climático sin un cambio en nuestra cultura del trabajo, el consumo y la producción, pues no hay alternativa energética que pueda soportar la transformación material que implican en la actualidad, y menos aun su crecimiento. Pero llegue hasta donde llegue la posibilidad de sustituir combustible fósil con energías renovables, urge hacer una apuesta decidida por esta sustitución, no sólo promoviéndolas sino intentando interferir en las estructuras de poder, político y privado, que impiden el cambio. Porque lo que en realidad necesitamos es abandonar anticipadamente el combustible fósil. Parafraseando a Gandhi, podemos decir que el mundo tiene suficiente energía renovable para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia de todos.

La crisis energética puede provocar una larga depresión económica o la vuelta a formas de producción más básicas, pero los daños del cambio climático serán simplemente irreversibles. Basta con “echar la cuenta” que se propone en el documental que sigue para entender que cuanto antes empiece a caer la industria de los combustibles fósiles, (que de todas formas caerá inevitablemente), menor será el daño irreparable, y antes comprenderemos todos el mal en el que se sustenta nuestro crecimiento, un crecimiento que paradójicamente nos limita. Como dice Bill McKibben, fundador del movimiento 350.org y promotor de la campaña Do the math, “antes de que nos quedemos sin petróleo nos quedaremos sin planeta.”

          Echa la cuenta. (Do the math). El problema global.



                       Tres sencillas cifras:

  • 2 grados es el consenso político sobre lo que podemos dejar que se caliente el planeta para que este se mantenga seguro.
  • 565 giga-toneladas de carbono es la cantidad que los científicos han calculado que como mucho podemos verter a la atmósfera para tener una probabilidad razonable de mantenernos por debajo de esos 2 grados. Al ritmo actual de crecimiento en las emisiones, alcanzaríamos esa cantidad en 15 años.
  • 2795 giga-toneladas de carbono es la cantidad de la que dispone la industria mundial en sus reservas actuales, “5 veces más de lo que los gobiernos más conservadores del planeta piensan que es seguro verter a la atmósfera”.


             - “Ya no estamos a tiempo de parar el calentamiento global. Es demasiado tarde para eso. Estamos en el punto de intentar evitar que se convierta en una completa y absoluta calamidad.” Bill McKibben

- “Cualquier cifra de carbón en la atmósfera superior a 350 partes por millón es incompatible con el planeta donde se desarrolló la civilización y al cual la vida terrestre está adaptada”. James Hansen

- “La industria de combustibles fósiles nos está condenando a un futuro en el que no podremos sobrevivir.” Naomi Klein

- “Esos megacontaminadores son los únicos que pueden contaminar gratis”



                          Propuesta de acción:

  • Además de la desobediencia, se propone la desinversión como forma de quitar poder a esta industria. Habría que pedir o exigir a todo tipo de instituciones...
    • que no realicen nuevas inversiones en compañías de combustibles fósiles.
    • que se comprometan firmemente durante los próximos cinco años a reducir sus posiciones en combustibles fósiles.


“Si está mal dañar el clima, está mal lucrarse con ese daño”.



Cabe añadir que una forma de “desinvertir” accesible a todo el mundo, es no consumir la energía de las grandes compañías energéticas ni utilizar la banca que invierte en ellas. Hay alternativas emergentes.

- “Ellos dependen de nuestra cooperación para continuar con lo que están haciendo. ¿Pero y si decimos que no?” Keith Ellison


Reflexionando sobre el modelo económico

En el documental no se destaca la necesidad de reducir el consumo, y aparecen personas que hablan abiertamente de la posibilidad de una sustitución por renovables que, así planteada, suena a que puede ser completa, sin menoscabo del modelo económico que nos impele a la expansión mediante la competencia por acumular más. Pero la posibilidad de abandonar los combustibles fósiles sin dejar de trabajar, producir y consumir como hasta ahora es simplemente una quimera. Por ello, sea cual sea el potencial de las renovables, tarde o temprano tendremos que asumir que no saldremos del problema si además del modelo energético no cambiamos el modelo económico, un modelo que provoca paro, pobreza, exclusión y recortes sociales cuando no logra incrementar esa acumulación por término medio (siempre desigualmente repartida). 

Lo que en el documental se sugiere para realizar un tránsito desde la los combustibles fósiles hacia la energía renovable es hacer un esfuerzo conjunto similar a lo que se conoce como economía de guerra. Pero más allá de esto, también sería necesario tender hacia un modelo estable que no pueda volver a incurrir en la misma ceguera que nos ha traído a un cambio ya irreversible, y que nos ha dejado al borde del precipicio.

Como el propio McKibben dice en referencia a su libro Economía profunda: La riqueza de las comunidades y el futuro duradero, “una economía profunda es aquella que cuida menos de la cantidad que de la calidad; que tiene por objetivo la producción de satisfacción humana tanto como la de excedentes materiales; que está centrada en la idea de que tiene que perdurar, y considera la durabilidad al menos tan importante como el crecimiento”.

Un sistema productivo como el actual, concentrado en pocas manos que además son explícitamente egoístas, cortoplacistas y enfocadas a su propio éxito expansivo sobre los rivales, no puede tener en cuenta el bien común a largo plazo: este es incompatible con la definición misma del modelo. Desengáñese quien deba: no hay mano invisible que pueda contrariar esta lógica ni desmentir los datos.
Fuente: The Keeling Curve
En este caso no hace falta que la ONU declare un día oficial del cambio climático. Cómo se ve en el gráfico anterior, todos los años por estas fechas el nivel de CO2 marca su propio día, su propio récord, y lo más alarmante no es la cifra actual sino lo decidido de la tendencia provocada por la industrialización del planeta.
El descontrol de los efectos globales del actual modelo productivo explica que hayamos llegado al desastre actual, (a pesar de las  alertas tempranas), cuando el calentamiento global ya no se puede evitar y sólo podríamos limitar su alcance. Pero si los propios estados deben competir entre sí como agentes de un mercado en lugar de actuar como reguladores del mismo, ¿quién podría limitar ese impacto? ¿Quien podría al menos alertarnos eficazmente? ¿Los medios de comunicación que dependen de la financiación publicitaria de esas mismas empresas? Si nos parece patética la censura que en su tiempo sufrió Galileo quizá debiéramos volver los ojos a las verdades censuradas (o disimuladas, o confundidas) por el interés comercial. 


Los últimos 800.000 años. Fuente: The Keeling Curve

En el documental se trata de desmentir, con buen criterio, que su reivindicación pueda considerarse radical, y se denuncia que, por contra, los radicales son quienes están al mando y enriqueciéndose, quienes están atentando contra nada menos que la supervivencia global. Quizá se hace un guiño intencionadamente ingenuo al votante conservador. Con la lógica inapelable de los niños, se nos viene a decir que no hay nada menos conservador que no conservar el planeta. Pero es obvio que lo que los conservadores quieren conservar no es otra cosa que el modelo económico que les favorece, no sólo al 1% más poderoso sino también a buena parte de los “mandos” intermedios que se sienten relativamente privilegiados. (Es posible que algunos esperen huir del planeta confiando en un delirio intergaláctico que, de todos modos, debería resolver el problema de la sostenibilidad en la nave espacial durante los miles de años que tardase en llegar a... un planeta como La Tierra. “Clama al cielo” que haya algún destacado físico [1] apostando por este sinsentido). 
 
Cómo explica Jared Diamond, uno de los factores que inciden en el colapso de las civilizaciones es el enrocamiento en el poder de las clases privilegiadas que se resisten a cambiar aquello que les favorece aunque sea insostenible. Pero quizá también sea cierto que muchas personas no son conscientes de qué están conservando y qué están destruyendo cuando votan “conservador” o cuando invierten y consumen de una forma conservadora, y por ello quizá tenga sentido la apelación a su “conservadurismo”. Sea como fuere, este debate debería extenderse y entrar a formar parte de la agenda cotidiana.

Deshielo ártico 1979-2012. Gráfico animado de medio minuto.


Retomando el inicio de la entrada, lo que en el fondo necesitamos es un cambio en nuestra cultura del trabajo, el consumo y la producción, a los cuales ahora nos entregamos como si fuera lo más “natural” del mundo. No tendremos una salida para el problema de la naturaleza hasta que no tengamos una salida para la confusión -cultural- sobre nuestra propia naturaleza: necesitamos una emancipación de la servidumbre productiva, (que actualmente supera lo necesario para una vida materialmente digna e independiente, convirtiéndose con ello en productivismo), en favor de un tiempo libre que nos permita una genuina realización individual y colectiva, un pleno desarrollo de nuestras potencialidades naturales, libremente elegido, maduro. Ganaríamos mucho liberando tiempo y energías de la ansiedad por la acumulación. O perderíamos menos.   


Oligopoly 2. Y los cambios locales

Pero podemos seguir echando cuentas, no para complicarlo más sino precisamente para simplificar y comprender la factura energética española, (española pero en manos de multinacionales que se sirven de los españoles para obtener los beneficios que después derivarán a los paraísos fiscales). Este otro documental continúa la denuncia del oligopolio energético iniciada con Oligopoly. Si Echa la cuenta nos muestra un atisbo de la visión global que debemos interiorizar en todo el planeta, aquí se nos muestra dónde está la parte que nos toca en el derribo de los obstáculos locales.

Cuando la historia revise nuestra época, una de las cosas que más llamarán la atención es la involución suicida de este gobierno en materia energética, un sector en el que, por una vez en mucho tiempo, este país no era de los peor situados para encarar la transición al futuro. Pero quizá sea nuestra más acendrada tradición cargar con políticos caciquiles que actúan contra su población.



En fin, como dice Van Jones en Do the math: “Vamos a tener que lograr una economía ecológicamente sustentable para todos o, a la larga, no tendremos nada para nadie.”

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[1] En referencia a Stephen Hawking. Esto lo explica mejor Ricardo Almenar en su libro El fin de la expansión. Del mundo-océano sin límites al mundo isla.
 
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Actualización 23/7/13



Siguiendo con la tradición, el actual retro-gobierno caciquil de España vuelve a actuar contra su población y ciega el camino hacia el necesario autoconsumo eléctrico.


Ningún riesgo para los beneficios; todos los daños para la población y para la biosfera. El único futuro que se defiende es el de los oligarcas.


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Hay alternativas: 


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- Fractura hidraulica no

Algunas frases de Bill McKibben:
- “La tecnología que necesitamos más urgentemente es la tecnología de la comunidad, saber cómo cooperar para conseguir cosas. Nuestro sentido de comunidad está en un estado desolador, en parte porque la prosperidad que ha traído el combustible fósil barato nos ha permitido ser extremadamente individualistas, incluso súper-individualistas, de una forma, que sólo ahora comenzamos a entender y que representa un verdadero trato fáustico. Los norteamericanos no hemos necesitado a nuestros vecinos para nada importante, y de ahí que nuestro sentido de la vecindad, de la solidaridad local, haya desaparecido. Nuestro problema ahora es que no hay camino adelante, al menos si queremos evitar seriamente las peores pesadillas ecológicas, que no implique trabajar juntos políticamente para llevar a cabo cambios lo suficientemente drásticos y rápidos para que sean significativos. Un impuesto al carbón sería una buena manera de empezar.” - Fuente: ¿Estamos Cerca De Una Catástrofe? por Bill McKibben

- “La cuestión clave dejará de ser si la economía produce más o menos para pasar a ser si construye o destruye la comunidad, ya que la comunidad ha resultado ser la clave de la supervivencia física dentro del discurso ambientalista y también de la satisfacción humana”. Fuente: Crecimiento: alguien tiene que detener la máquina
- “Será difícil que resolvamos nuestros problemas ambientales si seguimos considerándonos principalmente consumidores. Pero también nos resultará difícil vivir la existencia plena y feliz a la que podríamos aspirar” - Fuente: comentario a La situación del mundo 2010.

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[Actualización 31/3/14]




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